miércoles, 3 de julio de 2013

Carta de Despedida

Adiós...

Gracias por haber sido tú y por haber resultado no ser, por los momentos de inmensa alegría, por la pasión, por cada caricia y cada beso, gracias por el dolor, por el enojo, la lágrima, el grito...

Fuiste quien tenías que ser, desempeñando perfectamente tu papel en la atolondrada y vertiginosa obra de mi vida, sólo tú podías representar tan maravillosamente aquello que fuiste.

Tú, que me enseñaste a amar, a no amar, a sentir, a dolerme, a llorar, a vivir y no morir en el intento.

Adiós a ti, a ti y a ti
Tantos tú's con una misma yo...
Adiós primer amor
Adiós reciente amor
Adiós tiempo

Gracias por el día, por la semana, por el mes, por el año, por el lustro, gracias por la hora, el minuto y el segundo.

Se cerró el telón, tuviste tantas reapariciones como actos fueron escritos contemplando tu intervención, ni uno más ni uno menos.

Adiós a ti que no supe amar
Adiós a ti que no llegué a conocer
Adiós a ti que tanto te lastimé
Adiós a ti de quien aprendí tanto
Adiós a ti que viste lo mejor de mí
Adiós a tus celos
Adiós a tu inseguridad
Adiós a ti a quién ame en exceso
Adiós a ti en quien me llené de esperanza
Adiós a ti que me dueles
Adiós a ti que te olvido
Adiós a ti que te recuerdo

Despedida de ti, de ti y de ti
Tantos momentos, tantas caretas, tantos amores, tanto y tanto banal, tanto y tanto importante

Hay tantos adioses como segundos de existencia, tanto que despedir y que he evitado por el miedo que implica cerrar puertas, cerrar ciclos, cortar camino, cambiar vereda, y hoy te digo adiós, a ti mi primer camino, a ti mi primer coqueteo, a ti mi primer beso, a ti mi primer abrazo, a ti mi primera vez, a ti...

Despedida, dulce, amarga, lasciva, delirante, despedida...

Adiós para no volver a ti, para no encontrarte, para no buscarte, para no forzar historias que fueron lo que tenían que ser y no serán sino en la medida que tengan que serlo.

Adiós consciente, adiós de mano, adiós de beso, adiós de alma.

Despedida de mi ser a ti, a tu alma, a tu recuerdo, a tu figura...

Estrecho mi mano con el frío ausente de la tuya, con la lágrima que dejó de recorrer mis ojos tanto tiempo atrás, le beso la mejilla a la desesperanza y desconsuelo que deja una partida como la tuya y abrazo con fuerza la espalda esperanzada en la conquista del mañana.

El adiós duele cuando deja de existir posibilidad.

Yo me despido porque hay tanto y tanto más por ver, por hacer, por llorar, por correr, por amar, por vivir que no puedo no decir adiós a tanta maravilla que me tiene hoy aquí.

Adiós, despídete chiquilla... adiós.