jueves, 17 de enero de 2013

Deseo a cuentagotas


Cuentagotas...
Agua, luces, estrellas, lluvia, viento... todo a cuentagotas...

La magia de la espera, de aquello que se da de poco a poco, es que el motivo se intensifica, crece, se multiplica y diversifica.

La ansiedad aumenta, y con ella las ganas de salir corriendo en dirección opuesta, condición humana natural, miedo, inseguridad, adrenalina, deseo...

Desear, desear es poder, es resignarse y aceptar como necesarias e inevitables todas y cada una de las condiciones necesarias para obtener el objeto de tal anhelo.

Desear a cuentagotas es pedirle un segundo más al reloj, es buscar en los capullos un último instante de crisálida antes de convertirse en mariposa, desear a cuentagotas, un último latido, un guiño, un soplo de viento, roces, caricias, silencio estrepitoso, sinapsis, dendritas palpitantes, lamentos, momentos, angustia, lujuria, ganas, deseo...

A cuentagotas, el ser humano se envuelve en la necesidad de prestar oído y atención a cada una de las gotas de deseo resbalando por su espalda, deseo naciente en la mollera, deseo crepitante, deseo candente, deseo líquido que cae de tanto en tanto manteniendo al sujeto en vela perpetua.

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